18 octubre 2009

La casa de la Rueda de la Fortuna



Mientras andaba entre el barullo del tráfico, sorteando gente con prisa y que mira sin ver, me preguntaba si no estaría soñando...¿Moira viviendo en Nueva York?...¿Nuestra Moira?...
Indudablemente el mundo se está volviendo loco.....
Bueno, creo que voy llegando... calle 42...Me quedo mirando el edificio....Si...es como en las películas, bueno, tiene su encanto....




Mientras llamo a la puerta, pienso en las vueltas que da la vida...Yo, una urbanita declarada, renegando de una ciudad tan cosmopolita como Nueva York...Uf, no me gusta tanto jaleo....
Vaya, oigo los cascabeles de la tobillera de Moira que se acercan... Al menos en eso no ha cambiado...

Cuando abre la puerta, casi me da un vuelco el corazón... Si no fuera por su inconfundible sonrisa y su ensortijada melena pelirroja, no hubiera creído que fuera ella... Lucía muy distinta a la última vez que la ví. Ahora estaba elegantemente vestida con un traje chaqueta negro... y descalza...
-"¡Bienvenida¡"- Me dió un grán abrazo-"Pasa, no te quedes mirándome con esa cara...". Y sonriendo me empujó hacia el interior.

-¡Vaya¡¡¡. Menuda choza¡¡-.Qué diferencia con tu última casa... Es una monada...Bueno, no es que tu anterior casa no fuera linda....
Moira me miraba divertida. Se daba cuenta de mi desconcierto. Mi queridísima amiga excéntrica, casi vegetariana, anti materialista, amante de la cultura hindú y la ropa hippie,
viviendo en una linda casa en la Gran Manzana, y vestida como una ejecutiva.... ¡Socorro, que paren la rueda, que me bajo¡.

-"Bueno, ¿y qué me cuentas de tus últimos viajes?- me preguntó mientras me conducía hacia la sala de estar...
-Creo que la que me tiene que poner al día de sus aventuras eres tu... -Contesté.
Mientras hablábamos, no perdía detalle del nuevo hogar de Moira. Era luminoso, limpio, moderno, pero sin ser recargado. Había pocos muebles, dejando bastante espacio para que circulara la buena energía de Moira.
Lo que no faltaba eran las plantas...
Resultaba acogedor... se notaba que alguien especial vivía allí...



Bueno, ahora te pongo al día... ¿quieres refrescarte un poco?. Pasa al baño, está allí a la derecha...
Encantada- pensé- Me fascina investigar los baños de las casas que visito... creo que dicen mucho de sus habitantes.

Es un baño moderno, sencillo, con lo fundamental..Limpio y como luego pude comprobar en el resto de la casa, como si su dueña estuviera esperando irse en cualquier momento. Me llamó la atención el contraste del blanco y el negro juntos, algo que se daba bastante en toda la casa.
Otra de las cosas que eran comunes a todas las habitaciones es que eran luminosas y tenían al menos una ventana...
-Ya estoy aquí. Vaya, veo que tu casa tiene dos plantas....
-Si, arriba está el dormitorio, ¿quieres verlo?

-¡Por supuesto¡... Ya sabes lo cotilla que soy...
Riéndose, me cogió del brazo y nos encaminamos a la planta de arriba.



-¡Qué lindo¡. Luminoso, amplio y con los muebles justos. ¡Me encanta¡ ¡Y tiene hasta una chimenea¡¡¡

-Y queda lo mejor...¿sabes lo que hay arriba?
-¡Una terraza¡. Ya decía yo que no podrías vivir sin tener un espacio al aire libre....



-Si quieres, podemos prepararnos un te, y charlamos tranquilamente aqui...-comentó Moira.
-¡Naturalmente¡. Me encanta este rinconcito¡. Creo que va mucho contigo: madera, plantas y aire libre.... Y a propósito, ¿me vas a contar que haces en Nueva York?
-¿Qué te pasa con Nueva York?. Es una ciudad como tantas otras para vivir...
-Ya... pero no es tu estilo porque.....
-Tatata¡... me interrumpió Moira sonriendo, y haciendo grandes aspa
vientos mientras nos dirigíamos a la cocina- Eso es lo que me molesta... Encasillar a las personas...No me gusta encasillarme... Podemos ser lo que queramos... En todos existe la potencialidad para ser lo que nos propongamos...y a mí me encanta experimentar... ¿Por qué no puedo experimentar ser una directiva en una empresa de márketing en Nueva York?. Me parece un empleo con mucha creatividad.... Y cuando me canse, ya me buscaré otras vivencias...


La cocina, como el resto de la casa, funcional, limpia, muy luminosa, y con flores repartidas por las encimeras. Estaba pegada a la sala de estar y sin pared de separación. Me estaba enamorando esta casa....
Mientras Moira ponía el agua a calentar para el te, y preparaba unas pastas, me puse a mirar la sala de estar. En un rincón vi algo que me hizo sonreir: un pequeño altar hindú. Si, eso sí era propio de Moira, su toque especial en una casa moderna, junto con varios mandalas que estaban colgados en las paredes.




En este pequeño altar, me llamaron la atención unos zapatitos rosas de bebé. ¿Qué hacían allí?.
-Son mis primeros zapatos- me respondió Moira como si me leyera la mente- Cuando alguna cosa va mal, miro los zapatos y pienso que si somos capaces de aprender a andar después de caernos una y otra vez, podemos ser capaces de cualquier cosa...
-Tienes razón, Moi, tendré que pensar en ello, porque ultimamente...
-Bueno, llorica, te los regalo, jajaja... Creo que tú estás más necesitada de ellos que yo... incluso cuando me robaron el portátil con todo mi trabajo del lanzamiento de nuestra última campaña....
-¿Que te han robadoooo? ¿A tiiii????
-Jajaja, mujer, no es para tanto... Las cosas como vienen se van. Igual a alguien le hacía más falta que a mí. Ya me llegará algo mejor. Y bueno, mientras tanto siempre me puedo comprar otro último modelo...

Esta es mi Moira-pensé- Siempre poniendo al mal tiempo buena cara y sacando la parte buena de todas las experiencias. Nos sentamos con nuestra taza de te en la terracita disfrutando de los tibios rayos de sol y oyendo a lo lejos el tráfico y las sirenas.
Creo que voy a cogerle gusto a vivir en la caótica y encantadora Gran Manzana. Con Moira seguro que será toda una aventura....

Con amor






2 comentarios:

Olivier Franconetti Benamor dijo...

lindo!...

"viva Triana!"...

Aurora Díaz dijo...

¡Me encanto! Que mucho movimiento y espacio en tu historia. Gracias por tu aporte. Y lo del zapatito!!! tierno y profundo mensaje.